Si bien es cierto que durante la pandemia se han reducido los robos en viviendas, cabe destacar que a pesar de que ha habido un descenso en el número de intentos, el porcentaje de robo efectivo ha subido drásticamente. Esto significa, que si anteriormente era necesario atacar cinco viviendas para acceder a una, actualmente uno de cada dos ataques llega a concluirse. Y esto es debido al descenso de movilidad de los propietarios, a los ERTE o al teletrabajo. Hay más gente en sus viviendas y los ladrones lo saben, por ello, ahora prestan más atención a cada robo y lo estudian con mayor detenimiento. Incluso han fijado nuevos objetivos y han cambiado los hábitos de robo, por ejemplo, produciéndose cada vez más durante el día.
No podemos evitar que los ladrones fijen nuestra vivienda como objetivo, pero sí debemos tratar de ponérselo lo más difícil posible en ese caso. Un atacante tiene muy poco tiempo de maniobra y no puede utilizar cualquier herramienta, dado que el ruido provocado podría alertar a otros vecinos, por ello, insistimos en la necesidad de instalar una puerta acorazada con varios niveles de seguridad. Con esto, conseguiremos lo siguiente:
- En primer lugar, si los atacantes son profesionales, probablemente no intenten ni siquiera el ataque, porque conocerán la dificultad que conlleva abrir una puerta acorazada.
- Una puerta acorazada siempre ofrecerá distintos mecanismos de seguridad y si quieren entrar, necesitarán herramientas profesionales, que normalmente emiten bastante ruido (radiales, percutores, etc.)
- En caso de que no les importe hacer ruido, tenemos que alargar todo el tiempo posible el intento de acceso. Por ejemplo, si una puerta tradicional se abre en pocos minutos, con una puerta acorazada multiplicaremos hasta por seis el tiempo que tardarán en acceder, lo que supone una serie de ventajas que evitarán que lleven a cabo su cometido, como son:
- Más tiempo de visibilidad del ataque. Cualquier persona puede verlos y llamar a la policía, cuanto más tiempo estén atacando la puerta, mayor probabilidad de ser vistos.
- Mayor tiempo de ruido. Si estamos dentro de la vivienda, por ejemplo durante la noche, aumentarán las posibilidades de que nos despertemos, nos demos cuenta de la situación y podamos así llamar a la policía.
- Mayor tiempo para las empresas de alarmas. En caso de que tengamos una alarma contratada, la empresa dispondrá de mayor tiempo para enviar al acuda o para avisar a la policía.
- Estrés. Aumentar el tiempo del ataque supondrá mayor estrés para los ladrones, que probablemente les llevará a una frustración por no ser cabaces de abrirla, dando pie a abandornar el intento.
Por todos estos motivos es recomendable instalar una puerta acorazada. En muchos casos, no somos conscientes del problema actual de los robos hasta que no pasa en nuestro entorno, pero como indicamos, es una situación que por desgracia va en aumento. Ojalá nunca nos ocurra, pero por si acaso, mejor estar prevenidos.
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